A continuación os explico cómo me siento un día con fotofobia.
Hay mañanas que me molesta mucho la luz. No solo la luz natural, sino también la luz artificial. ¡ Ni las gafas me alivian el dolor!
Me producen unos latigazos terribles, y me escuece la nariz. Comienzo a estornudar sin parar y me pongo espástica.
La única manera de que se me pase es dejándome tumbada en un lugar oscuro e ir poco a poco levantando la persiana. De forma muy pausada!!! Necesito mi tiempo!! además, me quedo agotada!!
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